Extraño encuentro”
Me encontraba a
solas. La brisa y la melodía me acompañaban por esa calle oscura y desierta. No
tenía miedo, pero presentía que algo ocurriría.
Seguí caminando, con la vista fija en el frente, como si una
orda de personas me llevase tirando de las pestañas.
Me di cuenta que las cosas más extrañas y misteriosas duran
un tiempo muy corto, tan corto que se convierte en eterno. En mi trayecto fui
testigo de un suceso como éste, si bien lo recuerdo.
Caminaba con la mente en otro lado, cuando algo me distrajo
completamente y dejé de pensar por unos segundos. La figura de una mujer pasó
caminando por delante mío. Lo particular era que su cuerpo resplandecía de tal
manera que me encandilaba al verla; era muy parecida a mí, aunque no pude ver
bien su rostro.
En cuestión de segundos ella cruzó la calle, y un auto, que
también resplandecía, la llevó por delante. Al instante desapareció.
Al ver esto, mi alma contempló que esa mujer era yo misma y
quería advertirme acerca de mi destino. Sin vacilar ni pensarlo demasiado, con
una sutil reverencia, me di vuelta y, cambiando mi rumbo, rechacé a la muerte.