Pareciera que a partir de
abril, desde su alma,
la alondra cantó.
abril, desde su alma,
la alondra cantó.
Que ese aire sonoro respiramos y,
como astas de enormes remolinos,
sus dedos nos dejaron
una sublime caricia.
Nos vimos entre farolas e
corriendo como rebeldes, como cautivos,
tomando caminos ingenuos.
En lo hondo del suburbio más real,
por momentos despeinada, que
abusaba de colores.
Colores que se recogen de
incendios, en los días y
las siemprenoches.(14/6/12)
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